El último suspiro

El último suspiro nos relata la historia de tres adolescentes que estudian en un internado católico de chicas para familias ricas. Es visto según la visión de Mary Bradford (Mischa Barton), cuyo apodo es “Mouse” (ratoncita), quien sirve de hilo conductor narrativo.

Dos de ellas establecen un amorío lésbico pero enfrentan obstáculos por las presiones sociales contra esta relación lésbica. Lo que provoca que una de ellas (Paulie) desate una serie de conflictos y pasiones que son contados a través de las impresiones y sentimientos que narra la tercera amiga (Mouse).

Llega al nuevo colegio dudosa, sintiendo que su padre la abandona por su nueva esposa. Sin embargo, no resulta tan desagradable. Al contrario, es recibida bastante bien por sus nuevas compañeras de habitación, Paulie (Piper Perabo) complicada y rebelde, y la bella y simpática Tory (Jessica Paré).

La relación entre Paulie y Tory va más allá, lo cual sorprende al principio a Mouse pero termina convirtiéndose en testigo y en cómplice silente de esta tórrida relación. El amorío va creciendo en intensidad y en complicaciones.

Paulie va desatando una tormenta y Mouse se mantiene a su lado. Mientras se va preguntando acerca de sí misma y tratando de entender lo que ocurre y cómo la afecta a ella.

En el 2001, Lost and Delirious ganó Mejor Fotografía en el Festival de Mar del Plata. Y, ese mismo año, fue nominada a la Espiga de Oro en el Festival de Valladolid.

El último suspiro es una película sobre las dificultades de la adolescencia. Ya que las definiciones e indefiniciones que la acompañan y cómo es imposible pasar por este pasaje sin quedar ilesa.

Trata sobre los obstáculos a los que se enfrenta toda joven que intenta abrirse a la decisión de ser lesbiana. También de cómo puede ser doloroso no contar con un verdadero apoyo para enfrentar el desamor y el sentirse no querido en un período tan difícil como la adolescencia.

Sino que no parece haber invierno ni ningún otro conflicto. Solo el que van a experimentar las protagonistas adolescentes.

De los tres personajes, el mejor perfilado es el de Paulie. Su pasión y desenfreno es el centro de la historia y ocupa pasajes largos de la película que definen simbólicamente su carácter.

El de Tory parece desdibujarse en la última parte. Más allá de su personalidad, se muestra débil y es el objeto del deseo que Paulie no puede poseer.

El personaje de Mischa Barton, ratoncita, parece un pretexto narrativo. Así que solo sirve para contar la historia de la relación entre Paulie y Tory.

Resulta recortado y sin sentido, sobre todo porque hay muchas escenas que tratan de perfilar su carácter y su persona, no obstante, no termina de crear verdadera empatía con ninguna de las amigas.

El tema lésbico de El último suspiro no se menciona de manera abierta. Más allá de las muy buenas escenas de amor, solo se evidencia explícitamente cuando Mouse increpa a Paulie acerca de su relación con Tory. Paulie le replica:

“Lesbiana, Dios mío ¿Me tomas el pelo? ¿Crees que yo soy lesbiana?

– Estás enamorada de otra chica ¿No?

– No. Soy Paulie, enamorada de Tori ¿Recuerdas? Y Tory está enamorada de mí porque ella es mía y yo soy suya y ninguna de las dos somos lesbianas.”

Primero, El último suspiro intenta mostrar cómo en estas situaciones sociales se hace para que el tema de la homosexualidad se invisibilice. A tal punto que las mismas implicadas (en este caso Paulie y Tory) ni siquiera reconocen su homosexualidad.

Segundo, el director de esta película intenta profundizar el tema lésbico, pero o no quiere o no puede tratarlo de manera abierta. Por lo tanto, provoca la discusión del tema dentro de la historia.

¿Es puro amor o amor lésbico? Amiga, podrás decidirlo cuando vea esta bella y algo dura historia.