Disobedience

Adaptada por Sebastián Lelio y Rebecca Lenkiewicz a partir de la novela Disobedience de Naomi Alderman.

Esta película parece, a primera vista, compartir su premisa básica con A Fantastic Woman (Una Mujer Fantástica), película que le ganó un oscar a Lelio.

Cuenta la conmovedora historia de una mujer (Rachel Weisz, quien interpreta a Ronit) que vuelve a su hogar en una comunidad judía Ortodoxa en Londres para el funeral de su padre (un rabino).

Ronit se refugia en el hogar de un amigo de la infancia, Dovid (Alessandre Nivola), y se sorprende al descubrir que éste está casado con su amiga de la infancia, Esti (Rachel McAdams) de quien alguna vez Ronit estuvo enamorada… una relación que, hace muchos años, provocó que Ronit se recluyera y terminara marchándose.

La crítica relacionada con esta película la ha presentado como una historia de amor lésbico en una comunidad Judía Ultraortodoxa de Londres. Y la razón es obvia: Puedes persuadir a mucha más gente para que vea una historia de amor prohibido que una sobre una comunidad religiosa.

Es una de esas películas que se beneficia de tomarse su tiempo en mostrar todo lo que tiene que ofrecer.

La película es capaz de utilizar las palabras para generar un poder emocional único, todas las escenas donde la protagonista interactúa con las personas mayores de la comunidad (ya sea durante una cena festiva o una lectura del testamento) tienen un ligero toque de tensión.

Las primeras escenas son casi demasiado pesadas para soportarlas, debido a la represión que ambas mujeres enfrentan (inclusive los colores tenues del paisaje londinense parecen estar diseñados para ahogar sus deseos) pero cuando las mujeres tienen la oportunidad de verse frente a frente, la energía es inagotable.

Disobedience tiene una claridad pasmosa. Cada línea, imperfección, bache, mancha o defecto en el rostro de cualquiera de las dos Rachels, McAdams o Wisz, está en primer plano.

Y aun así lo que resulta de esto es el privilegiado sentimiento de realidad, y ver personas casi reales en una película para variar.

La dirección de fotografía y la caracterización de los tres personajes principales es estelar. Es una de las mejores representaciones de la autenticidad de la comunidad Judía Ultraortodoxa.

El director busca algo imparcial, y los principios de su dirección siguen siendo sensuales (un mundo táctil, de prohibiciones..), a pesar de la represión que tan bien sabe transmitir.

Lelio construye un conmovedor retrato de una familia Judía Ultraortodoxa que se siente muy unida y distanciada al mismo tiempo. La cultura de tal comunidad es representada con abundancia de detalles, sin llegar nunca a opacar el tema y las motivaciones principales de la historia.

El guión está escrito de una manera única, y mezcla un intenso drama familiar con momentos de humor seco o elementos dramáticos que de alguna manera tienen un tono menos serio.

Ambas actrices son excepcionales en sus respectivos papeles, Weisz y McAdams, en particular, tienen una manera de verse la una a la otra que te cuenta una historia por sí misma. Estas mujeres tienen una conexión eléctrica que hace que su historia de amor parezca muy creíble.

Las escenas donde se besan, te transmiten esa sensación de deseo intenso reprimido tanto tiempo y llegas a pensar que es real. Puedes notar como toda esa química e intensidad cobra sentido cuando se permiten expresarla. Te quedas con ganas de más.

Rachel Weisz es capaz de mostrar un genuino rango de técnicas de actuación en su papel, y mantiene al espectador cautivado para verla de principio a fin. Ella es el centro de Desobediencia, y se vuelve incluso más fascinante cuando llegamos a ver a Ronit a través de los ojos de la actuación de Rachel McAdams (Esti).

En cuanto a Esti (McAdams) se beneficia de su asociación previa con papeles difíciles de manejar. Nos da una sensación de lo que se está guardando y cómo no puede permanecer oculto por mucho tiempo.

Las mujeres son remarcables, inolvidables. Pero no hay que dejar de lado a Nivola, una figura enigmática como el rabino y marido de Esti.

En cierto punto, se dirige formalmente a su comunidad, y Lelio lo graba en tal primerísimo primer plano, que continuamente sale de foco para luego volver a entrar. Es la naturaleza del papel expresada visualmente, un hombre a quien no conocemos, pero que lo haremos al final de la película.

Por otro lado, y a pesar de que tiene una escena de sexo memorable, es una película que trata de más que solo sexo, teniendo una increíble facilidad para sorprender al espectador.

La única crítica real de esta película es que el ritmo puede ser un tanto malogrado por momentos, y puede llegar a ser, en ocasiones, más lento de lo necesario.

Aunque la película nunca se siente aburrida o molesta (a no ser que uno solo quiera ver explosiones y efectos especiales cuando se va a ver una película), el espectador puede llegar a sentirse listo para seguir con la narrativa antes de que un momento específico de la película progrese.

Disobedience pone gran parte del peso de la película en las actuaciones y la edición (incluyendo un soberbio montaje mudo sobre el sufrimiento), y en momentos importantes o en puntos de inflexión, las cosas se verían diferentes si le das una segunda pasada a la película.

Por otro lado, al espectador le lleva un tiempo darse cuenta de quién está relacionado con quién, y el detalle de la escenografía es tan delicadamente represivo (paredes color oscuro y beige, ropa negra, las pelucas sheitel bajo las cuales Esti y las otras mujeres casadas en la comunidad esconden su cabello real), que las pocas sutilezas de Lelio resaltan completamente.

Es una historia de amor tan hermosa como devastadora.