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Vivir escondida es vivir una vida hipotecada

  • Olga nos cuenta cómo tuvo que lidiar con la homofobia en su infancia para finalmente recuperar su vida y casarse con la mujer que amaba.
  • Olga, 55 años
  • País España
  • ¿Te identificas más como...? Lesbiana
  • ¿Crees que como sociedad vamos a mejor?

¿Cómo te diste cuenta y a qué edad que te gustan las mujeres?

Desde niña.

Tuve mi primera relación con una chica a los 14 años, aunque no sé si por la época (año 78), por la falta de madurez, o por la homofobia que padecimos, no fuimos capaces de admitirnos lo que estábamos haciendo.

¿Qué es lo que te parece más difícil de ser lesbiana?

Bueno, no me resulta fácil hacer amistades en general, y conocer a mujeres que “entiendan” me parece como encontrar una aguja en un pajar, no he desarrollado un “radar” y a veces he echado de menos conversar con alguien que haya pasado por experiencias similares.

¿Te has sentido alguna vez discriminada por ser lesbiana?

Desde luego, padecí la homofobia en casa y fuera de ella en mi adolescencia.

Lo que hice fue meterme en un armario del que no salí hasta los 42 años.

Como conté al principio, a los 14 comencé a salir con una chica de mi edad, estuvimos unos 6 años.

Desde el comienzo, por falta de discreción para la época, nos vieron besarnos en la calle, empezaron los insultos, pintadas, aislarnos, inventando parte de la historia que no conocían con mentiras.

A los ojos de los demás éramos unas pervertidas a las que nadie quería acercarse, como si tuviésemos algo contagioso.

A los chicos les parecía “divertido” y las chicas huían probablemente para no padecer el mismo destino si las veían en nuestra compañía. Con lo que ninguna de las dos tuvimos amigos. 

En casa la cosa no fue mejor, mi hermano mayor me amenazó con contárselo a mis padres lo que había oído.

Mi madre se enteró cuando tenía 15 y me recibió con una gran bofetada preguntándome que estaba haciendo o probando…

Me prohibió volver a verla, para ella aquello era lo peor, así que se complicó la cosa, aunque nos las apañamos para seguir viéndonos.

Cuando tenía casi 20 mis padres se mudaron de ciudad y yo con ellos pues no había acabado de estudiar y no trabajaba aún, así me quedé sin amor y sola

Durante aquella época me sentí muy angustiada por toda aquella situación e incomprendida, nosotras solo queríamos estar juntas y querernos, no podía entender qué daño hacíamos con ello. 

¿Tu familia sabe que te gustan las mujeres?

Para mi fue muy difícil porque mi familia no me lo puso fácil en mi adolescencia. Empecé por mi madre, aunque era un secreto a voces, tuve que aclarar las cosas desde que era niña.

Y fui determinante, si le gusta bien y si no también.

Con los demás fue más fácil y se portaron bien. En el trabajo les invité a todos a un vino porque anuncie que me casaba y tuve buenos detalles de boda.

Salvo mi hermano que no estuvo a la altura y ese día él perdió una hermana. Pero todo esto requirió una buena preparación psicólogica.

¿Estás fuera del armario para el mundo?

Sí. Salí del armario para casarme, aunque llevábamos 13 años viviendo juntas.

Y no estaba dispuesta a perder derechos y quería proteger a la mujer a la que quería. Todo fue bien y un alivio.

¿Quieres casarte? ¿tener hijos?

Estuve casada 13 años hasta que ella falleció, en total estuvimos 26 años juntas.

No quisimos tener hijos, esa fue nuestra opción.

¿Has tenido relaciones con hombres?

Sí.

Hubo una época aún dentro del armario, que quise hacer vida “normal” y hacer cosas como las demás.

Supongo que el miedo no me dejó ser yo. Luego lo dejé y conocí a la que luego sería mi mujer.

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¿Tuviste algún referente lésbico en la infancia?

No tuve ninguno, y sí me hubiese gustado y desde luego hubiese sido una ayuda no sentirme una rara en el universo.

Como dije nunca conocí a ninguna lesbiana salvo a mis parejas y las encontré de manera casual.

Por último, ¿Qué consejo le darías a una mujer que se está dando cuenta de que le gustan las mujeres y no lo acepta?

Que mire en su interior, no escuche a nadie y solo sea consciente de lo que siente y lo que realmente le gustaría tener a su lado.

Cómo leí hace muchos años y he podido corroborar, vivir escondida es vivir una vida hipotecada.

No tiene ningún beneficio.

Para mí salir del armario fue un auténtico alivio, tu vida solo puedes vivirla tú, los demás que vivan la suya como les parezca, no podemos gustarle a todo el mundo.

No se puede vivir con miedo, hay que perderlo.

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